Joan Lluis Montane
La oba pictórica de Stella Redruello profundiza en la catarsis de la serenidad, dado que su producción en acuarela nos habla de la existencia de un mundo sincrónico, en el que todo esta interrelacionado.

Paz, serenidad, esencia de la evidencia, la materia es espíritu, la forma es parte de esa armonía interior y exterior.

Flores, hombre, mujer, el uno, dos y tres, la dinámica del uno y dos que son tres, porque la dualidad es trina dado que no hay división, solo evidencia del cambio continuo.

Su aportación plástica, basada en el dominio del color, es fundamental, porque determina estados de animo, consolidando la postura de la mente, también la determinación de la propia efervescencia de lo tonal, parencias y superposiciones, produciendo mundos sugerentes que surgen del estadio del nirvana, de la contemplación de lo transparente.

Se interesa por la pureza de la existencia, elucubrando constantemente, profundizando en la sensualidad, contenida en lo atractivo, en la idea de belleza, que descansa en la armonía, permitiéndose una cierta predisposición al enaltecimiento de la vida a partir de las alegorías y el fomento de los símbolos.

Una simbología específica, que une naturaleza y ser humano, envolviéndolos en un halo de serenidad, porque sus estructuras forman parte de la materia y esta es espiritualidad.

El espíritu esta en todas partes, incluso en los objetos dado que uno no puede existir sin el otro. De ahí que se produzca como resultado una constatación de los dones que forman parte de la complejidad del laberinto de la existencia.

Presenta primeros planos, planos americanos, flores que son alegorías en si mismas que potencia con el color, emplazándolas en la naturaleza o descontextualizándolas, pero manteniendo su interés como tales.

Así mismo, la flor es la vida, y, esta es iluminación, búsqueda de trascendencia a partir de la constatación de sistemas, que funcionan en paralelo en línea con la armonía en la pléyade de caminos.

No hay laberinto específico, sino suma de estructuras, que son uno, que proceden de la diversidad, pero, después de pasar por el tamiz de la síntesis.

Profundiza en la idea de belleza, que descansa en la armonía, sin desviarse por la manifestación del arte como acto fatuo, sino que se interesa por la propia consolidación de una pintura, realizada con la aguada, que posee sensualidad, que es tierra; fuerza y determinación cromática, que equivale al fuego; evanescencia, es decir aire y la propia técnica de la aguada, que descansa en el poder de la misma, que es el agua. La suma de los cuatro elementos supone la constatación del equilibrio en una dinámica de conseguir belleza a partir de su esencia.

Domina el dibujo, pero pinta sin delimitar, dado que su técnica es evanescente porque se basa en el poder de la evocación, la aguada y color bailan una danza interna e infinita que asciende y desciende sube y baja se concentra y se expande, siendo densa y, a la vez, sutil, armónica y compleja.
Stella Redruello es una pintora Argentina que indaga en los postulados de la Nueva Era, de la luz espiritual, a través de los Devas y formas de la naturaleza, del microcosmos, en todo momento, porque cada instante es una eternidad en si mismo.

En su creación no hay tiempo, esta al margen de las dimensiones conocidas porque se encuentra en un proceso de meditación constante, donde la precepción de la energía lumínica domina.